Aprovechando la afortunada coincidencia de sus estudios universitarios, entre 1970 y 1975, con el inicio de la enseñanza del catalán en la universidad, se especializó en Lingüística Catalana. También estudió Metodología de
traducción literaria. En 1975, ganó el concurso de traducción organizado por el Departamento de Castellano y, desde entonces, continuó traduciendo obras literarias, sobre todo del castellano y del catalán.
Entre sus traducciones, cabe destacar, del castellano, la traducción de cuatro novelas de Mario Vargas Llosa y, del catalán, la traducción de Bearn, de Llorenç Villalonga (premiada por la Generalitat de Catalunya como la mejor traducción estrangera de una obra catalana en 1982). Obtuvo el Premio Wessely de la Editorial Európa de Budapest (1982) y el Premio Hieronymus (2002) de la Fundación Telegdi Polgár István para la totalidad de su actividad como traductora.