Poesies

Como aquel que en el sueño halla deleite,
nacido de su loco pensamiento,
así mi imaginar ha retenido
el ayer, y otro bien en él no habita,
sintiendo mi dolor que está al acecho,
sabiendo que en sus manos yaceré.
Mi porvenir no allegará venturas:
aquel pasado es lo mejor que tengo.

Y así no soy amante del presente,
mas del pasado, que, finito, es nada;
asiento en tal pensar hallo y deleite,
mas mi dolor se aviva con su pérdida,
como aquel reo condenado a muerte
a quien el tiempo dio conformidad;
le hacen creer que han de otorgarle gracia
y una súbita muerte le disponen.

¡Pluguiere al cielo que, muerto el pensar,
se me fuera en dormir toda la vida!
Amargo es existir si el pensamiento,
como enemigo, nos relata males;
y cuando algún placer servirnos quiere,
como mujer procede con su hijo,
que, si llorando le pidió ponzoña,
no tiene el seso de contradecirle.

Fuere mejor sufrir mi dolor todo
que en él mezclar migajas de placer,
entre males que privan a mi juicio
cuando huir debo aquel placer pasado.
En dolor mi deleite viene a dar,
redóblase el afán tras breve pausa,
como el doliente por un buen yantar
de dolor nutre todo su alimento,

o el ermitaño, que no echó de menos
amigos de su vida mundanal,
y, cuando lleva tiempo en despoblado,
el acaso le muestra a uno de aquéllos,
y al recordarle su placer de antaño
en presente el pasado le convierte;
cuando aquél parte, cae en gran congoja:
el bien que huye llama al mal a voces.

Prudente dama, cuando amor es viejo
ausencia es gusano que lo roe,
si la firmeza su bastión no opone
y desoye la voz del envidioso.