Poemes de l´alquimista 1936-1950
Josep Palau i Fabre
El Danubio azul
El azul nació en el mar para inundarnos. Inundó la estancia, inunda el pensamiento. Los manteles se volvieron azules antes de la comida, y no podemos tocar fruta alguna que no sea azul ni comer más que claridad azul…
Los ojos azules lo ven todo azul. ¿Y los verdes, lo ven todo verde? ¿Y los negros, todo negro? Pero nuestros ojos mudan de color a cada instante y así llegamos a hacernos la ilusión de que las cosas son cambiantes. Sólo los ojos azules tienen esta propiedad de permanencia. Nada altera la visión azul de las cosas. La barca del pensamiento, igual que la de remos, navega sobre el azul.
El azul tiñe, destiñe. Sincroniza con el tiempo. Hay enfermedades azules, horas azules, músicas azules. El azul es siempre musical, desde el ultramar hasta el más transparente de los cielos. La flauta del pastor es azul. Existen amores azules también. Son aquellos que se mantienen puros, cuando los amantes navegan el uno con el otro, ojos adentro. Si el silencio les acompaña, el azul se mantiene intacto, y pueden llegar al beso azul, al abrazo azul… El azul es más puro que el blanco, que es incitante, excitante, nervioso, metálico. La Purísima Concepción viste de azul o lleva, por lo menos, una banda azul.
Un lazo azul en el cabello de las muchachas y ya no osáis tocarlas.
Traducido por Josep Palau i Fabre
Josep Palau i Fabre, El Danubio azul
. PALAU I FABRE, Josep. Poemas del alquimista. Traducció de l’autor. Prefaci de Juan Goytisolo. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2002, p. 307.